martes, 30 de abril de 2013

Estamos aprendiendo, aprendiendo a sonreír que a llorar se nace sabiendo.

Y me prometí no perderlo todo por orgullo, y no rendirme ante nada y ante nadie, y a ir al 100% siempre. Y también me convencí de cosas que no eran ni era, y que no es la gente sino sus circunstancias. Y aprendí de mis errores, y me juré no tropezar dos veces con la misma piedra. Pero todo dio un giro. Hacer las cosas bien está infravalorado. Lo mejor es pasar de todo, cada uno a lo suyo y a los suyos. He abierto los ojos y me he dado contra la pared, y no es la primera vez. Parece que lo mejor es saltarlo, pasar, seguir, continuar. Por suerte se acerca un nuevo cambio de aires. Pero yo seguiré haciendo las cosas mal. Es decir, bien, y dándome golpes, que parece que es mi hobby. A lo mejor no he tenido suerte. A lo mejor me lo merezco, por idiota, porque no sé mirar lo que tengo delante. Porque quizá debería aprender a escuchar, y olvidarme de tanto sonreír.

 Cada uno encuentra lo que se busca. Por mi parte, me he buscado que no me tomen en serio sólo porque casi siempre bromeo, por ser esa chica que no sabe decir lo que siente sin trabarse. Por ser la que se raya con nada y piensa en todo. Porque ya me encargo yo de todo, para qué preocuparse.

 Pues me canso. Me canso de la misma historia de siempre. Y me convenzo de cosas que no van a suceder nunca. A lo mejor siempre me ha faltado esa persona que me dijera: ``Sonia, estás haciendo las cosas bien´´. Siempre parecía que hacía todo bien, no necesitaba que me lo dijeran. Pero a veces tropiezas y no tienes donde apoyarte. Y mis pocos apoyos se van en cuanto viene esa vocecita que me dice:``De esto puedes salir sola´´ y de esta manera, me miento a mi misma de nuevo, y me hago daño.

 Mi vida parece un bucle. La repetición infinita de un mismo momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario