martes, 25 de diciembre de 2012

Los sueños no son sueños si son cadenas.

Eliminar cadenas. Abrir horizontes. Romper barreras. Cortar vendas. Curar heridas. Blanquear la mente. Gritar muy fuerte. Salir corriendo. No dar explicaciones. Huir. Llorar. Reír. Todo esto suena a esa palabra tan escuchada en la historia de la humanidad: LIBERTAD. Todos somos presos, presos de más de un complejo, de más de una circunstancia. De nuestras heridas, del pasado o simplemente de nosotros mismos.

 Documentos del propio Estado dejan escrito la exigencia de la existencia de libertad en cada uno. Pero, ¿quién se encarga de asegurarse de eso? Estoy cansada de luchar por los demás y llorar como yo sóla. De que absorban mis ganas de levantarme cada mañana. De que se desvanezca cada cosa a la que me aferro.

 Es tan sencillo como que me siento sola en medio del vacío. No tengo sueños, no sé quién soy y ahora mismo no sé siquiera si quiero saberlo. No sé quién seré y tengo miedo a que todo sea peor que ahora. Tengo gente que me apoya pero se esfuma cada vez que pienso que deben estar hartos de que me queje siempre desde y de la misma mierda. A veces me dan ganas de huir, pero incluso huir es más difícil. Evadirse e ignorar solo agranda el problema. Llorar no arregla nada.

Así que ya que esto no tiene solución, solo espero salir de esta mucho más fuerte.